viernes, 1 de marzo de 2013

Capítulo 11


-Estoy deseando verlo.
-En el fondo no quieres vérmelo puesto, Jus. Sabes lo que sucederá cuando me lo ponga.
Un silencio acompañó mi respuesta y sólo oí un suspiro a través del teléfono.
Lo sabía, claro que lo sabía. Ambos lo sabíamos.
Había llamado a Justin para contarle que ya tenía el vestido.
Mi madre me había hecho probarme mil y un vestidos (con lo que yo los odiaba), pero ninguno terminaba de agradarle y decidió ser aún más tradicional, por lo que se puso a buscar el vestido con el que ella se casó y me lo probó.
Para desgracia mía, el vestido era precioso y me quedaba perfecto, sólo hacía falta darle unas puntadas sin importancia, por lo que ese fue el vestido elegido.
Cuando me lo probé y lo elegimos como el definitivo, yo no podía evitar, al mirarme en el espejo, que así iría vestida para hacer algo que odiaba y me uniría a alguien que no amaba. 
Por si fuera poco, ya había mandando las invitaciones y todo el mundo que las había recibido había confirmado su asistencia.
Incluso Justin, que me llamó días atrás para ello y para comunicarme que cantaría "As long as you love" en la boda.
-Tengo que dejarte, mi madre quiere que decida con ella el menú.
-Está bien. Elige según mis gustos, ¿eh?
-No vamos a comer spaguettis.
-Maldita sea.
Ambos nos reímos y, antes de colgar, prometimos que nos llamaríamos pronto.
Colgué y miré por largo tiempo la foto de fondo de pantalla del móvil, de ambos.
Me dolía no haberle podido contar las cosas que habían pasado.
Lo de mi boda se había extendido por el instituto y por el pueblo y las miradas de los compañeros y de la gente no eran precisamente de mi agrado. Es decir, ¿quién se casa a los dieciocho años?
Algunos pensaban que estaba embarazada. Otros simplemente que estaba loca.
Pero eso no era lo peor, ojalá sólo fuera eso.
Más gente había vuelto a desaparecer.
No sólo de nuestro pueblo, sino de los demás cercanos.
Y, para colmo, hacía tiempo que no sabía nada de Kate.
¿Se habría marchado? ¿Seguiría aquí? ¿Estaría detrás de las desapariciones?
No tenía respuesta para ninguna de las preguntas.
Miré el reloj.
Ah, no, llegaría tarde.
Rápidamente me calcé, me puse una chaqueta, cogí el bolso y me fui.
Paseé rápidamente por las calles del pueblo.
Qué sola me sentía sin Justin... Y eso que no había parado ni un momento.
Cuando empezaron de nuevo las desapariciones, mi padre me permitió volver a transformarme y recuperar mis obligaciones como alfa. Entonces, entre mi vida como lobo y la boda, apenas me quedaba tiempo para Justin, aunque siempre encontraba algo de tiempo para él. Siempre.
Por lo que él me contaba, estaba triunfando.
Y por una parte, estaba muy orgullosa y me alegraba, pero por otra, la simple idea de que cada vez fuera más conocido me aterraba. No sería para Kate muy difícil dar con él entonces, aunque rezaba cada noche para que eso no ocurriera.
Traspasé las puertas de "The Hole" y me encaminé hacia la barra.
Tom y Josh estaban tras ella.
Me senté en un taburete.
-Siento el retraso, mi madre es muy pesada con el menú.
-No importa-me dijo Josh-Entiéndela, quiere que salga todo perfecto.
-Sí, si yo la entiendo...
-Bueno, ¿nos vamos?
-Em, sí, claro.
Después de una breve vuelta (Jared no me permitía dar vueltas por ahí por mucho tiempo pues temía a los cazadores)  acabamos en otro bar del pueblo (Josh decía que tomar algo en su bar no sería como salir de él).
Otra de las cosas que no le había contando a Justin es que había quedado varias veces con Josh en su ausencia.
Jared no lo veía del todo bien, aunque tampoco le parecía mal del todo.
Él sabía que yo era diferente, que era un alfa especial. Necesitaba el contacto de los humanos. Jared pensaba que Josh no era más que un sustituto de la figura humana de Justin.
Sel no pensaba igual.
"-¡Siempre rodeada de humanos! ¿Es que nunca aprenderás? ¡Ellos sólo te van a hacer daño! ¡Está en su naturaleza!
-¿Y en la nuestra, Sel, qué está?
-En la nuestra salvarlos, no importa el daño que nos hagan.
-No lo veo justo.
-No es cuestión de justicia o injusticia, es cuestión de que muchas vidas dependen de tus elecciones y estas no están siendo correctas.
-Sólo me relaciono con ellos. No hago nada malo.
-No, Cris, te equivocas. Tú no te relacionas con Josh. Lo que quieres es olvidar a Justin, para que eso no te haga daño".

-¿Qué tal lo llevas?
-¿Perdón?-dije, volviendo al mundo real.
-Lo de la boda y eso.
-Ah, bien, lo llevo bien.
-No te queda mucho. ¿Nerviosa?
-No realmente.
-Vaya-dijo, observándome-Eres la primera novia que veo que no está nerviosa...
-También soy la más joven que has conocido.
-Oh, es tan cierto...
Después desvié el tema de la conversación a otra cosa.
No quería siempre tratar de lo mismo.
Después de un buen rato hablando y tomando algo, en el que me olvidé por unos breves momentos de mi vida, salimos del bar y ya era de noche.
Normal, habíamos quedado tarde.
-¿Quieres que te acompañe a casa?-se ofreció Josh.
-Oh, no hace falta, he quedado con Jared aquí.
-Ah, perfecto. Entonces nos vemos.
-¡Adiós!
Le vi desaparecer y después me marché sola.
Todos se equivocaban. Me daba rabia que me juzgaran porque se pensaban que me conocían pero no era cierto.
Yo no quedaba con Josh porque echaba de menos a Justin ni porque me hiciera falta una figura humana en mi vida, ni teorías tontas de esas.
Si quedaba con él era porque no me fiaba un pelo. Era demasiado amable, demasiado cercano. Y todo lo que tenía que ver con él (sus actos, sus palabras...) me parecían trampas. Quería descubrirlo, ver que todo era obra de Kate, pero, ¿cómo? No era plan de decirle "Oye, ¿tú trabajas para Kate?", porque abordarle directamente no serviría para nada.
Cris, te necesitamos. Vampiros.
Oí la voz de Jared en mi cabeza como si él estuviera ahí.
Está bien, voy. ¿Está mi amiga?
No, de momento a la rubia no la he visto. Estamos Ryan y yo. Sel está de camino y a Chaz no le localizo. Ellos son tres.
Perfecto, ahora voy.
Rápida, corrí hacia el bosque, guardé mi ropa en un lugar donde luego podría encontrarla fácilmente y corrí hacia donde estaban mis amigos y mi prometido. (Qué mal sonaba eso)
No tardé en dar con ellos.
Ryan y Jared tenían acorralado a uno y Sel se debatía con alguien a quién creí reconocer.
Pero no podía ser. ¿O sí?
Antes de que pudiera confirmar su identidad, Kate se tiró contra mí y ambas rodamos.
-¿Me echabas de menos, perrito?
La gruñí y me sacudí para quitármela de encima.
Estaba de pie delante de mí, sonriéndome con aquella fría sonrisa suya y sus ojos gélidos.
Me lancé contra ella y estuvimos peleando un rato, sin hacernos grandes daños la una a la otra.
Entonces, hubo un momento en que ella me agarró del cuello y comenzó a axfirsiarme.
Antes de que Jared me la quitara de encima, ella me susurró algo.
-Tengo algo muy bonito preparado para ti como regalo de bodas. Tú amigo me ayudará con el regalo.
Jared la derribó y ella se levantó y echó a correr rápidamente.
La seguí medio ahogada, ya que aún no me había recuperado del todo pero la perdí.
Me tiré sobre el suelo, mientras mis pulmones luchaban por alcanzar algo de aire.
Estaba al borde del ataque de ansiedad.
Kate había confirmado lo que más me temía.
Iba tras Justin. Y sus intenciones no eran buenas.
Jared se dejó caer a mi lado y me dio unos suaves golpes con la cabeza.
Como vio que no reaccionaba, apoyó la cabeza sobre mi lomo y se quedó ahí, velando por mí, que no era capaz de hacer nada.
Mi mundo estaba en peligro. Y con mi mundo no me refería a mi vida, sino a Justin.
Kate está aquí y Justin está viajando de un lado a otro. No puede cogerle.
Jared trataba de apoyarme.
No te asustes, no le pasará nada malo. Ella sólo ha dicho eso para asustarte, además, pensó que ya podría contigo. Sólo quería hacerte daño.
¿Y si eso no es cierto, Jared? ¿Y si era una amenaza?
Justin está a salvo viajando. Kate es lista, pero sólo es una. No puede hacer mucho.
¿Y toda esa gente que está desapareciendo?
¿Crees que es un ejército o algo? ¿Todo por Justin? Kate no se tomaría tantas molestias. Trama algo, pero no es contra él. Tranquila, mientras esté lejos de aquí, está a salvo.
Dios te oiga, Jared. Dios te oiga.
Aquella noche, ninguno de los dos volvimos a casa.
Pasamos la noche en el bosque, o tumbados, o patruyando.
Yo no había podido dormir, ni habría podido en el caso de haberlo intentando.
Le daba muchas vueltas a las palabras de Jared. Él tenía razón.
Kate no podía viajar de día, no la podía dar el sol y Justin, los sitios que frecuentaba, eran todos soleados y viajaba y viajaba. Estaba a salvo, Kate no podía perseguirle.
Mientras él siguiera alejado del pueblo, y de mí, estaría a salvo.
Deberías comer algo.
No tengo hambre, Jared.
Matarte de hambre no ayudará a mantener seguro a Justin.
Lo sé.
Anda, vamos a casa.
Iré sola. Necesito... Lo necesito.
Entiendo.
Iba a decirle que necesitaba pensar pero, ¿para qué? Él y todos podrían escuchar lo que pensaba.
Volví, caminando normal, al lugar donde escondí mi ropa, me transformé y me vestí.
Digirí mis pasos hacia casa.
Al llegar a esta noté algo raro en ella.
Había un coche en la puerta, acababa de aparcar.
La puerta se abrió y salió alguien.
Me sentí morir.
No era otro que Justin.
Había elegido el peor momento para venir a verme.
Jared se había equivocado.
Justin estaba aquí, al igual que Kate.
¿Y si las palabras de Kate fueron una amenaza?
Entonces Justin estaba en serio peligro y, si algo le pasaba a él, yo me moriría.


¡Hola! Muchísimas gracias, de verdad, por haber sido tan pacientes y haber tenido tanta paciencia con esta novela. Tuve que dejarla aparte por falta de tiempo, lectores e ideas, pero ahora la novela ha vuelto y con más fuerza que nunca.
Si queréis que os avise cuando suba, decídmelo, no me cuesta ningún trabajo.
Podéis seguirme en twitter @Cris_Jbieber o agregarme en Tuenti (Cris Vila Jb) y, si me queréis preguntar por la novela, cuándo subo o cómo van los capítulos, quizá cualquier otra duda de la novela, aquí os dejo mi ask http://ask.fm/CrisBieberHoranStyles
Gracias, de verdad.


lunes, 27 de agosto de 2012

Capítulo 10


Por la tarde, bajé y busqué a mi padre.
-Papá, ¿puedo salir para ver a Jared?
-¿Qué?
-Que si puedo ir a ver a Jared.
Se me quedó mirando, sorprendido de mis palabras.
-Sí, vale, vete. Pero mantente lejos del bosque.
-Tengo que internarme en él para ir a su casa.
-En ese caso mantente lejos de la carretera.
-No volveré a irme, papá. Me has abierto los ojos.
Mi padre sonrío.
-Me alegro.
Me despedí de él y me fui en busca de Jared.
Estaba a unos metros de su casa cuando un gran lobo color caoba apareció y se me quedó mirando.
-¡Jared! Te estaba buscando.
Avancé hacia él y le abracé por el cuello, metiendo mis brazos entre su abundante pelaje.
¿Me buscabas? Qué raro...
-Oh, vamos Jared. No seas así. Sé que lo que he hecho está mal y no lo volveré a hacer. Todos tenéis razón. Voy a centrarme en lo que tengo. Voy a centrarme en la boda.
Vi que movía la cola como un perrito contento.
Antes no estabas tan animada por la boda. ¿Qué te ha echo cambiar de opinión?
-¿Y eso qué importa ahora? Lo importante es que nos vamos a casar y punto.
¿Qué tal estaba el chico humano?
-Llamarle por su nombre no te hará daño, Jared. Justin estaba bien. Le va bien con su disco y dentro de poco estará viajando, recorriendo todo el mundo, cumpliendo su sueño.
Me alegro por él, de verdad. Nunca le deseé ningún mal.
-Lo sé.
Has dicho que me buscabas, ¿por qué?
-¿Acaso no puedo ir a ver a mi prometido porque quiero?
Me dio un lametón en la cara.
-¡Para! ¡No hagas eso!-dije, riéndome.
Se tumbó en el suelo.
¿Quieres dar una vuelta?
-¿Acaso no tengo prohibido ir al bosque?
Tienes prohibido transformarte, pero no ir al bosque. Al menos, no si vas conmigo.
-Está bien. Subiré.
Subí encima de él.
Cuando yo aún era pequeña para transformarme, Jared solía llevarme a su espalda en forma de lobo.
Echó a andar a medio trote y nos internamos en el bosque.
¿Quieres algo especial para la boda?
-¿Algo especial como qué?
No sé, que los invitados vayan todos de blanco, que haya algún tipo especial de flor... Ya sabes, algo especial. Justin podría cantar en la boda, incluso, si quieres.
-¿En serio?
Claro. ¿Por qué no? Según dices tiene una voz bonita y si eso te gustaría, por mí no hay problema.
-¡Ah, gracias, Jared!
Y le rasqué detrás de la oreja, cosa que le hizo reírse.
-Pensaré algo de eso, también. No me había detenido a pensar en esos detalles.
No te has detenido a pensar en nada, si nisiquiera tienes el vestido...
Suspiré.
-Antes oí decir a mi madre que lo empezaremos a mirar muy pronto. Por eso, no te preocupes.
No, si yo preocupado no estoy, jaja.
-¿Quién será el padrino y quién la madrina?
Oh, no he pensando en eso.
-¿Quién es ahora quién no piensa en las cosas, eh?
Rió en mi mente.
Pues no sé, como tú veas. Sel podría ser la madrina y Ryan o Chaz el padrino...
-Sí, me parece bien.
Se detuvo entonces frente a una casa, nueva, sin estrenar, de ladrillos de color claro y dos pisos de altura.
Nuestra casa.
No nos queda tanto tiempo para ocuparla, ¿eh?
-No, la verdad. ¿Y los muebles?
Oh, ya está amueblada. Nuestros padres se han encargado de todo.
-Oh, vaya.
¿Quieres verla?
-Creo que prefiero que sea sorpresa. Está un poco alejada de las demás, ¿no?
Sí, es cierto. Pero sus razones tendrá para ello, supongo.
Siguió caminando, ahora de vuelta.
-¿Podemos ir un rato al pueblo?
¿Para?
-Tengo ganas de pasar algo de tiempo contigo en tu forma humana.
Oh. Has venido muy cambiada de la ciudad. Me gustaría saber qué te ha echo cambiar así.
-La vida. La vida nos obliga a cambiar.
Que filosófica. Espera aquí, me transformaré.
Me bajé de él y le di la espalda.
Puedes mirarme, no me importa.
-Creo que prefiero esperar a que sea sorpresa, también. A la noche de bodas.
Que tampoco queda tanto tiempo para ello, ¿eh?
-Ya.
Otra de las estúpidas tradiciones de los lobos. Esperar a la noche de bodas para...Eso. Estúpida tradición antigua lobuna.
Vestido, me agarró de la mano y depositó un beso en mi nunca, apartándome el pelo.
-¿Vamos?-dijo mirándome.
-Vamos.
Andando por el pueblo, me encontré con Josh.
-¡Hombre, tú por aquí, hola!
-¡Hola!
-Este debe de ser tu prometido, ¿no?
-Sí, así es.
E hice las presentaciones.
-Bueno, he de irme corriendo que llego tarde y mi padre me matará. ¿Quedaremos algún día?
-Claro.
Se despidió y se fue.
Jared me miró raro.
-¿Ya estás quedado otra vez con humanos?
-Oh, vamos, Jared, ya sabes que son mi debilidad. Y no creo que tomar un café con ellos sea muy peligroso.
-Está bien.-dijo poniendo los ojos en blanco-No tienes remedio.
-Lo sé, pero tendrás que aprender a quererme así.
Reímos los dos.
Cuando volvimos a mi casa, le dije que si quería entrar.
-Quédate conmigo un rato, por favor.
No se hizo mucho de rogar.
Mi padre, asintió con la cabeza con aprobación, al ver cómo guiaba de la mano a Jared hasta mi habitación.
Jared tuvo el tiempo justo para saludarle antes de que le arrastrara a mi cuarto.
Cerré la puerta tras de mí y, poniéndome de puntillas, le besé.
Él me cogió por la cintura y, yo, de un salto, me subí a la suya, enredándome con las piernas. 
Mientras, él me mantenía sujeta contra la pared, para evitar que pudiera caerme.
I will catch you if you fall 
Esa frase, de una canción de Justin, se me vino a la mente entonces.
Metí las manos por debajo de la camiseta de Jared y toqué su pecho, duro y musculado mientras él hacía lo mismo debajo de mi camiseta, con la diferencia de que yo no tenía músculos que tocar.
Me separé un poco de él.
-Jared...Tenemos que parar. Ya conoces la tradición.
-Ya lo sé, pero se hace un poco díficil.
Sonreí y le besé.
Más tarde, sola en mi cuarto...
Mi padre me había dicho que estaba orgulloso de mí. Había conseguido centrarme en Jared y todo iba bien. Estaba contento conmigo. Obvio, usando mi mente y la de Jared, había visto lo que habíamos echo por la tarde y lo que había pasado en mi habitación.
Suspiré.
Me estaba costando hacer que me enamoraba de Jared. Pero, en mi opinión, estaba haciendo un gran trabajo.
Estaba engañando a todo el mundo. Dejádles, dejádles que crean que mi amor por Jared es real. Así podré volver a transformarme y ver a Justin de nuevo.
Solo tenía que seguir así por un tiempo más y entonces, ¡zas! Mi plan podría completarse.
Puse el cd que Justin me regaló para pensar en otra cosa, ya que esto me agobiaba.
Well let me tell you a story 
About a girl and a boy 
He fell in love for his best friend 
When she's around, he feels nothing but joy 
But she was already broken, and it made her blind 
But she could never believe that love would ever treat her right
But did you know that I love you? or were you not aware? 
You're the smile on my face 
And I ain't going nowhere 
I'm here to make you happy, i'm here to see you smile 
I've been wanting to tell you this for a long while 
[Bueno, déjame que te cuente una historia 
Acerca de una niña y un niño 
Se enamoró de su mejor amiga 
Cuando ella está cerca, él no siente nada más que felicidad
Pero ella ya estaba rota, y eso la estar ciega 
Pero ella no podía creer que el amor nunca trataría bien
Pero, ¿sabías que te amo? ¿O no te diste cuenta?
Tú eres la sonrisa en mi cara 
Y no voy a ninguna parte 
Yo estoy aquí para hacerte feliz, yo estoy aquí para verte sonreír 
He querido decirte esto desde un largo tiempo]
Ahora que escuchaba Fall con atención, me di cuenta de que era muy Justin, era muy real... Muy como si Justin estuviera hablando de nosotros. Pero no podía ser, ¿no? Quiero decir, él no podía estar enamorado de mí. Por mucho que lo dijera la canción, no podía ser cierto. Éramos amigos. Los mejores amigos. Y la canción era eso, solo una canción.
Well I can tell you're afraid of what this might do 
Cause we got such an amazing friendship and that you don't wanna lose 
Well I don't wanna lose it either 
I don't think I can stay sitting around while you're hurting babe 
Come take my hand 
Well did you know you're an angel? who forgot how to fly 
Did you know that it breaks my heart everytime to see you cry 
[Bueno, yo puedo decir que tienes miedo de lo que esto podría hacer 
Porque tenemos  una amistad increíble y no te quiero perder 
Bueno, yo no quiero perder ninguna
Yo no creo que pueda permanecer sentado mientras tú estas siendo herida, nena.
Ven toma mi mano 
Bueno, ¿sabías que eres un ángel? que se olvidó de cómo volar 
¿Sabes que se me rompe el corazón cada vez que te veo llorar?]
"Tenemos una amistad íncreible que no quiero perder" ¿Qué significaba eso? ¿La canción estaba en lo cierto?
A la mañana siguiente...
"¡Buenos días! ¡Sorpresa! ¡Me compré un cargador! :D ¡Bieeeeen! ¿Qué tal estás, qué tal llegaste? ¿Te regañaron mucho? Dime que no, por favor xx"
Sonreí.
¡Justin tenía un cargador! ¡Podríamos hablar de nuevo!
"¡Bien! ¡Aleluya! Llegué bien y tranquilo, no me dijeron nada (: ¡Fue toda una sorpresa! Hay algo que quiero decirte"
"¡Bieeeeeeeeeeeen! Tú dirás (:"
"¿Te gustaría cantar alguna canción en mi boda? No tienes que hacerlo sino quieres, pero a Jared le parece bien y a mí, me encantaría :D"
"¿Qué? ¿Me lo dices en serio? ¡Pues claro! ¿Cómo no iba a hacerlo?"
"¿Si? ¡Bien! Gracias (: ¿Qué canción tocarás?"
"Aún no lo sé, tengo que pensarlo"
Aquel día, por la tarde, mi madre fue a mi habitación con un taco enorme de tarjetas y sobres.
-¿Qué es esto?-dije, mirándo el taco que dejó sobre mi escritorio.
-¿Qué va a ser? Son las invitaciones para la boda. Tienes que empezar ya a escribirlas. Un mes de antelación es una buena fecha para enviarlas.
-¿Enviarlas? ¿Enviarlas a quién? Ahí hay muchas invitaciones y nosotros sólo somos un par de familias...
Mi madre rió.
-Pero hija mía, ¿es que acaso no sabes que cuando se celebra el compromiso de un alfa vienen los alfas de los pueblos cercanos?
-¿Qué? ¿Me estás diciendo que voy a tener que invitar a los alfas de los otros pueblos?
-Eso mismo. Tienes los sobres ahí, yo me encargaré de enviarlos. Mañana nos pondremos tú y yo a pensar el menú que quieres, para ir haciéndonos a la idea y la semana que viene, que estoy libre, te miramos el vestido.
Salió y cerró la puerta tras ella.
Cogí el montón de invitaciones y, con rabia, las tiré contra la pared, haciendo que volaran por el aire, cayendo, en lo que a mí me pareció, en una manera lenta y tortuosa.
No sólo tendría que casarme, sino que encima todo el mundo lo vería.
Mi plan se ponía cada vez más difícil.
Me aguanté las lágrimas.
No, tenía que haber una manera.
Tenía que haber una manera de volver a reunirme con Justin.
¡Ay! Si yo hubiera llegado a saber que la próxima vez que le vería sería la última... Quizá entonces no hubiera tenido tanta prisa por verle.


What? ¿Qué he querido decir con eso de que la próxima vez que le viera sería la última? O.O OH MAI GOOOOOOOOOOOOOOOOOD.
Gracias por leer (:
Si pudiérais ayudarme a promocionar la novela, sería genial, de verdad.
@Cris_Jbieber xx

domingo, 19 de agosto de 2012

Capítulo 9


La ciudad.
Al fin estaba fuera del pueblo.
Estaba abarrotada de gente y tiendas con carteles luminosos que te llamaban la atención.
Había llegado a la ciudad, pero ahora, ¿cómo encontraba la casa?
No podía preguntar por su dirección porque no me la sabía.
En ese preciso momento recordé el dibujo que tenía guardado en una carpeta en mi escritorio, que de hecho, me tendría que haber traído.
Era un mapa, dibujado por un Justin de siete años, que te decía cómo llegar a su casa. Lo había hecho porque sabía que yo nunca salía del pueblo, pero que, si algún día lo hacía y quería ir a visitarle si estaba con su padre, pudiera guiarme usando su mapa.
Si me esforzaba, podía recordar el dibujo y lo que era mejor, la voz de Justin con siete años explicándome el recorrido.
Recuerdo que me encantaba cómo me lo explicaba y le había pedido mil y una veces que lo hiciera.
"Primero, verás una tienda que tiene una guitarra muy, muy grande de color azul".
Busqué con la vista dicha guitarra y la vi.
"Giras dos veces a la derecha y tienes que ver al final de la calle una valla publicitaria que tiene la esquina de la derecha rota"
Hice lo que Justin con siete añitos me dijo y ahí estaba, la valla publicitaria rota.
"Después hay tres rotondas. Sigue para delante las tres veces"
Pasé las tres rotondas.
"Después tienes que seguir recto hasta ver un McDonadl´s"
Así lo hice.
"Cuando lo hayas visto, tienes que contar hasta treinta y cinco muy despacio y estarás en mi puerta".
Conté hasta el número que me dijo y me detuve delante de una valla no muy alta la cual tenía la puerta abierta y que daba a un portal.
Aquí debía de ser y esa debía de ser la valla que Justin me dijo que saltaba en su carta.
Busqué aparcamiento y lo encontré no muy lejos de allí.
Fui al portal.
¿Cuál era su puerta?
Cerré los ojos e intenté concentrarme en recordar.
"Mi puerta está en el piso cuatro y es la B, de Bieber".
¡Ah! ¡4º B! ¡Ya me acordaba! Justin siempre decía lo orgulloso que estaba de que la letra de su puerta coincidiera con la primera letra de su apellido.
Llamé, mas nadie me contestó.
Llamé más veces.
Nada.
Me senté en el bordillo de la puerta del portal.
¿Y ahora qué?
Una señora entrada en años se acercó y sacó las llaves.
Me levanté para dejarle pasar y pasé tras ella.
-¿Qué haces aquí?-dijo la mujer, mirándome de arriba a abajo.
-Vengo a ver a un amigo.
-¡Ah, bueno...! Siempre decís lo mismo. Pues Justin no está ahora.
Se dio la vuelta y comenzó a subir las escaleras con dificultad.
-Malditas fans que no hacen más que entrar y llenarle el buzón al pobre chico...
-¿La ayudo, señora?-dije, amablemente.
Al principio no quiso aceptar mi ayuda, pero acabó aceptando y la ayudé a subir la escalera.
-Has sido muy amable, cielo.
-No hay de qué, de verdad. ¿Usted conoce a Justin?
-¿Qué si lo conozco? ¡Desde bien chiquitín que venía a ver a su padre! Desde ahí le conozco, fíjate. Se venía muchas veces a mi casa a merendar galletas, cómo le gustaban las galletas que hago. De vez en cuando se las sigo haciendo, aunque ya es díficil pillarle porque rara vez viene por aquí... Bueno espera, sí, ahora sí que viene a menudo, al que no veo es a su padre...
Abrí la boca para hablar, pero ella siguió hablando.
-Era un chico muy hablador, no paraba de decir que algún día sería famoso y que sus padres volverían a estar juntos. Ah, cuánto le hubiera gustado a ese pequeño que sus padres volvieran... Y siempre hablaba de una amiga o una prima, ya no me acuerdo, a la que adoraba con locura. ¿Cuál era su nombre? Algo con C...
-¿Cristina?
-¡Exacto! ¿La conoces? Justin siempre dijo que era muy guapa.
Me sonrojé.
¿Se podía saber qué iba diciendo de mí por ahí?
-Claro que la conozco. Soy yo.
Por si acaso no me creía, le enseñé el fondo de pantalla de mi móvil.
Era una foto de Justin y yo, con nueve años, sentados en un banco del parque de atrás de la escuela.
Esa foto la tenía impresa y tuve que escanearla para poder tenerla en el móvil.
-¡Ah, es el pequeño Justin! Y sí, esa chica eres tú, sí. Vaya, pues sí eres bonita, sí.
Eso me hizo sonrojar aún más.
Subí con la mujer en el ascensor y no se callaba nunca.
Se bajó en el tercero y yo subí un piso más.
4ºB.
Llamé al timbre, a sabiendas de que nadie me abriría.
Y así fue.
Llamé con la mano y, para mi sorpresa, la puerta se abrió, dejándome ver la oscuridad que había tras ella.
Miré a un lado y a otro.
No había nadie.
Entré y cerré la puerta tras de mí, quedándome en la más completa oscuridad.
-¿Hola? ¿Justin? ¿Jeremy? ¿Hay alguien?
No obtuve respuesta.
Tanteé la pared en busca del interruptor de la luz y al fin di con él.
Me encontré en un salón que tenía pinta de acogedor. Vi también una cocina.
A mi lado había un pasillo y fui por ahí.
Vi una puerta con un póster de Chuck Norris.
Puse los ojos en blanco.
No había ninguna duda, esa era la habitación de Justin.
Abrí la puerta y observé con curiosidad el interior.
Encendí la luz.
Las paredes estaban repletas de póster de Chuck Norris, Michael Jackson y camisetas de hockey, premios y ese tipo de cosas.
Había una cama que tenía unas sábanas con la bandera de Canadá (Justin era muy patriótico), un escritorio con un ordenador y una estantería con discos y algún que otro libro.
Me acerqué a su cama y rocé la colcha con los dedos.
-¿Dónde estás, Justin?
Lo pregunté en voz alta, a sabiendas de que nadie me respondería.
Me senté en la cama y miré la habitación.
Olía a Justin y era como si él estuviera allí, como si hubiera ido al baño o a la cocina y en cualquier momento pudiera entrar por la puerta y sonreirme de aquella manera que... En fin, eso no iba a pasar, así que, ¿para qué pensarlo?
Me fijé entonces en que no toda la pared estaba ocupada por póster y demás. Tenía un corcho donde habían un montón de fotos.
Me levanté y me acerqué al corcho para mirarlo mejor.
No pude evitar sonreír.
¡Eran fotos de nosotros y los chicos! Ahí estaba él con Chaz y Ryan, haciendo una pose cani con Jared, con Sel en brazos, todos nosotros juntos... Había también muchas fotos conmigo.
¡Estaba la foto que yo tenía de fondo de pantalla y todo!
Él y yo con cuatro años en una nevada especialmente grande que cayó ese año, él y yo con siete años bañándonos en la piscina de los padres de Ryan, él y yo con ocho años abrazados, él y yo con trece años haciendo skate, él y yo con quince años en el baile de primavera (Ryan quería haber ido conmigo, pero Justin me lo preguntó antes), él y yo, con dieciocho años, abrazados al lado de su coche... Esa foto nos la hizo su madre el día que se fue a las nueve de la mañana.
Pues esta foto la quería yo.
Le quité la chincheta y la quité del corcho.
Le di la vuelta y me sorprendí al ver que había puesto la fecha.
" Jueves x de abril de 2012. Cris y yo, 18 años"
¿Tendrían todas las fotos las fechas?
Fui quitándolas todas.
"Domingo x de enero de 1998, Viernes x de julio de 2001, Martes x de marzo de 2002..." E incluso ponía las edades "4 años, 7 años, 8 años..."
Íncreible.
Cayeron dos cosas al suelo cuando quité todas las fotos.
Me agaché y las cogí.
Uno era un dibujo, hecho en un cuaderno grande de cuadritos.
En él salíamos Justin, Sam y yo.
Yo era un monigote con vestido y pelo largo que agarraba de la mano al monigote de Justin, más alto.
Sam era una especie de araña con solo cuatro patas y orejas puntiagudas.
Sobre cada uno de nosotros había una flecha con nuestros nombres.
Le di la vuelta al dibujo.
"Siete años".
La edad en la que a Justin le había dado por dibujar.
Lo otro era una tarjeta.
La leí.
Era la dirección de unos estudios.
¡Premio, ahí debía de estar Justin!
Miré el reloj.
Eran casi las ocho de la noche y empezaba a estar muy oscuro.
Me guardé la tarjeta en el bolsillo del pantalón, coloqué las fotos y el dibujo en el corcho como creí que estaban antes y la foto, la que yo quería, la guardé dentro de "Los Juegos del Hambre", libro que siempre iba conmigo. Era como una especie de Biblia para mí.
Salí de casa de Justin y cerré bien la puerta.
Volví al coche y miré la tarjeta.
Vale, no tenía ni idea de dónde estaban los estudios, pero podría preguntar a alguien.
Miré por la ventanilla.
Perfecto, antes estaban las calles repletas de gente y ahora, que neceista preguntarle a alguien, no había nadie.
Decidí arrancar y dar una vuelta para buscar a alguien.
Vi un chaval no muy lejos de mí y paré a su lado.
-Disculpa, ¿podrías indicarme cómo se va a los estudios _____?
El chico se me quedó mirando.
-No cariño, eso no lo sé, pero podría ayudarte en otra cosa, no sé si me entiendes...-dijo, mirándome los pechos.
Puse mala cara.
-De eso ya estoy servida, gracias.
Arranqué.
-Menuda zorra....
Paré y me bajé del coche.
-¿Qué me has dicho?
El chico sonrió.
-¿Te lo has pensando mejor, cariño?
Le metí un puñetazo en el estómago y cayó de rodillas delante de mí.
Me arrodillé para ponerme a su altura.
-¿Qué me dijiste antes?
-N-nada...
-Eso creí oír.
Me puse de pie, le puse el pie derecho en el hombro y le lancé hacia atrás.
Le dejé en el suelo, subí al coche y me fui.
Estúpido chaval.
Me encontré con una señora que paseaba un enorme gran danés.
Quizá ella no quisiera violarme.
En efecto, la mujer, muy amable ella, me indicó cómo llegar y en menos de veinte minutos ya estaba allí.
Había un guardia en una caseta que de seguro no me dejaría pasar sin identificarme. Controlaba una de esas barras que se levantaban para que pudieran pasar los coches.
Aparqué no muy lejos de allý me dirigí a la alta verja que impedía el acceso. Con una agilidad que sería la envidia de cualquier gimnasta, trepé por ella y salté dentro hacia incluso un mortal y cayendo de pie.
Una vez dentro corrí por el aparcamiento y entré en recepción. 
No había nadie.
Vale, ya había llegado, ¿y si Justin no estaba aquí?
Eché a andar por los pasillos, buscándolo cuando un vigilante me vio.
-¡Eh! ¿Qué haces aquí?
-Oh.
Eché a correr a falta de una coartada y, cuando doblé un pasillo a la izquierda y pensé que podría darle esquinazo, otro guarda me atrapó.
-¡Suélteme!-dije, intentando resistirme a su agarre.
-¡Malditas beliebers! ¡No hacen más que colarse dentro!
Al oír "belieber" paré de resistirme.
Esa es la palabra que yo usé para referirme a sus fans.
Y seguí gritando y debatiéndome contra el guardia.
A un par de metros, vimos entonces a dos hombres que me daban la espalda, detrás de estos parecía haber un hombre más pequeño.
-¿Qué pasa ahí?-dijo el hombrecillo, que asomó la cabeza por detrás de uno de los hombres.
Y reconocí la cara, como había reconocido la voz.
-Oh, nada-dijo el guarda que me había perseguido-Otra fan que ha vuelto a colarse, ahora mismo la echamos.
-¡Justin!-grité entonces yo.
Y él, que hasta entonces no había podido verme bien gracias al forcejeo entre el guarda y yo, me reconoció.
-¡Cris, dios mío! ¡Estás aquí!
Apartó a los dos hombres y corrió a mi encuentro.
-¡Suéltala inmediantamente, Jerry! ¡No es una belieber, es mi amiga!
-¿Qué?
Jerry me soltó y abracé a Justin.
Justin me abrazó.
-¿Y qué manera es esa de tratar a mis beliebers, Jerry?
-Se coló y echó a correr y...
-No vueltas a tratar a ninguna de mis chicas así, ¿me oyes?
Jerry asintió.
Justin entonces se centró en mí y cambió su cara de cabreo por una sonrisa.
-¿Y qué tal, Cris? ¿Cómo tú por aquí? ¿Cómo me has encontrado? ¿Han vuelto a dispararte otra vez?
Le señalé con los ojos a las personas que tenía detrás que escuchaban con atención.
-Es que mi amiga hace tiro con arco, ¿sabéis? Y el otro día le rozó una flecha la pierna y eso...
-Vale Justin, no lo arregles.
Él rió.
-Luego me lo contarás. ¡Ven, voy a presentarte a Scooter y a enseñarte el estudio!
Así lo hizo.
Media hora más tarde, ambos abandonábamos el edificio.
-Normalmente no salgo tan tarde del estudio, pero hoy nos hemos quedado perfeccionando Believe y bueno...
-Dime, ¿es frecuente que las chicas se cuelen en el estudio?
Sonrió.
-¿Celosa, Cris? Quién me lo iba a decir a mí...
-Osea que sí, ¿no?
-Ajá. Se han colado hasta chicos y todo para verme.
-¿Qué me dices? ¿En serio?
Salimos al aparcamiento.
-¿Te has traido el coche?-preguntó.
-¡Hombre claro! ¿Cómo crees sino que vine? ¿En burro?
-Estaría bien. Una forma ecologica y sencilla de viajar.
-¿Y tu coche?
Se encogió de hombros.
-Mi padre me lo pidió prestado hace un par de días para esas excursiones que hace él y no he vuelto a saber nada de él.
-¿De tu padre o del coche?
-Del coche, ¿por?
-Porque antes hablé con la vecina y dijo que hacía tiempo que no veía a tu padre...
-¿Qué interrogaste a mis vecinos? Pero... ¿Se puede saber qué está pasando aquí? Creo que tienes demasiadas cosas que contarme.
-Lo haré, pero antes... ¡Atrapa!
Y le tiré las llaves, que él atrapó al vuelo.
-Conduces tú.
-Vale, qué remedio...
Antes de meternos en el coche, le abracé de nuevo.
-Ha sido mucho tiempo sin ti, Jus.
-Tres semanas, Cris.
-Una vida para mí. Nunca me acostumbraré a estar sin ti.
-Cuando estés casada con Jared, no te acordaras tanto de mí, ya lo verás.
-Eso jamás. Tú siempre serás lo primero para mí.
Me dio un beso en la frente y nos sentamos en el coche.
Arrancó y nos fuimos.
-Ahora dime, ¿qué haces aquí? Tengo entendido que no podías salir del pueblo.
-Primero dime tú, ¿por qué no me contestabas a los mensajes ni me cogías ninguna llamada?
Justin sonrió.
-No me lo digas. Has quebrantado la prohibición de salir del pueblo... ¿Sólo para asegurarte que estaba bien?
-Exactamente. Estaba asustada, Jus. Pensé que te habían cogido los cazadores o que...
-¿O qué?
-Algo peor que es mejor que ni oigas.
-¿Qué te va a pasar ahora?
-¿A mí?
-Sí, por salir del pueblo.
-Me... No lo sé. Me castigarán.
-¿Cómo? Según me cuentas no sales y te van a casar con alguien al que no quieres. ¿Cómo van a castigarte de otra manera que te haga más daño?
-Pues si no pueden castigarme psicológicamente, recurrirán al castigo físico.
-¿Te pegarán? ¿Tus padres?
-Nadie ha dicho que tengan que ser ellos mismos.
-No lo entiendo.
-Mejor es que no lo hagas.
Suspiró.
-No contesté porque he perdido el cargador del teléfono y se me murió la batería.
Rompí a reír.
-¿Qué? ¿De qué te ríes?
-Me río de que me he jugado el cuello pensando que tendría que salvarte de unos cazadores y resulta... ¡Qué todo es por un cargador perdido!
Paré de reír.
-¿Pues sabes qué? Que me alegro que lo que perdieras. Aunque me castiguen de cualquier manera imaginable... Esto ha servido para que pueda verte, porque era algo que me hacía falta.
Suspiré y canté, mirando por la ventana.
-Te echado de menos. Todo este tiempo he pensando en tu sonrisa y en tu forma de caminar...
-¿Sólo has pensando en eso de mí? Vaya, yo he pensando en ti, en tu forma de reírte, en esa manera que tienes de andar que parece que flotas, el sonido de tu voz, la manera en la que tus brazos se posicionan para abrazarme...
-Vaya, creo que hemos pensando mucho el uno en el otro.
-Ha sido mucho tiempo separados.
-Tres semanas.
-Una vida para mí.
Sonreímos los dos.
-¿Tienes hambre?-preguntó.
-No me lo digas. ¿McDonadl´s?
-No sé como lo haces, pero siempre me lees la mente.
-Son muchos años a tu lado, Jus.
Se detuvo al lado del Mcauto.
-¿Qué quieres?
-Lo que quieras tú.
Sonrió.
-Está bien.
Pidió y después echó mano a la cartera.
-Eh, no, pago yo-dije.
-¿Qué? ¡Ni hablar! Si te dejara pagar a ti, no sería un buen caballero inglés.
-Pero si eres canadiense...
-Y bien orgulloso de ello que estoy.
Pagó, recogimos la comida y aparcó al lado de su casa, justamente en el mismo sitio donde yo aparqué antes.
Bajamos y él, cargando con la bolsa de la comida, abrió la puerta, subimos en el ascensor, entramos en su casa y nos sentamos a comer en el salón.
Mientras comíamos, le conté que no había pasado durante su ausencia y la conversación con su vecina.
Después fuimos a su habitación y nos tumbamos en su cama a descansar.
Justin miraba con el ceño fruncido la pared.
-¿Qué te pasa, Jus?
-Me falta una foto en el corcho.
-¡Ah! ¿Esta?-dije, sacando nuestra foto del libro.
-Sí, ¿cómo la...?
-Antes entré. La puerta estaba abierta.
Y le conté mi pequeña excursión.
-Ah, pues tengo una impresora aquí.
La señaló con la cabeza.
Pues antes no me había fijado.
Me hizo una copia de la foto en papel de foto.
Justin le seguía dando vueltas a lo de la puerta abierta y dijo que le diría a su padre de cambiar la cerradura, por si estaba ya estaba antigua.
Nos pasamos mucho rato mirando las fotos y comentando los buenos recuerdos que nos traían y, cuando estuvimos cansados, nos tumbamos en su cama y nos arropamos con su manta de Canadá.
-Ya no tengo miedo.-dijo de pronto.
-¿Y eso?
-Porque te tengo aquí conmigo para protegerme.
Sonreí y le abracé.
-Aún no entiendo muy bien esto que te está... Bueno, que nos está pasando, pero mientras estés conmigo, todo estará bien y no me hará falta entender nada. Eh, ¿estás llorando?
Asentí mientras metí la cabeza en su pecho.
Él me dejó llorar agusto, mientras que con un brazo me abrazaba y con el otro me tocaba el pelo. Su mejilla estaba sobre mi cabeza y cantaba por lo bajito As long as you love, tratando de calmarme.
Estaba cansada de hacerme la fuerte por él y por mis amigos.
Nunca jamás me había quejado de lo que mis obligaciones como licántropo me hacían hacer, pero es que ya no podía más.
Me había pasado la vida obedeciendo órdenes, sometida a un riguroso entrenamiento, siempre limitada, sin libertad, sin privacidad a la hora de pensar en mi propia cabeza, siempre tenía que estar vigilante y ya estaba cansada de hacer todo eso.
Quería hacer mi propia vida, no la que los demás quisieran que hiciera.
-No quiero casarme, Jus, no quiero.
-Lo sé Cris, lo sé.
Al final me quedé dormida entre sus brazos y entre mis lágrimas.
Tuve que irme a la mañana siguiente.
Desayunamos algo y bajamos al coche.
Ninguno decíamos nada sobre lo ocurrido por la noche.
Abrí el coche y abracé a Justin.
-Quédate conmigo-me susurró al oído, poniéndome los pelos de punta.
Me aparté de él.
-Tú tienes que viajar y yo tengo que casarme. Así son las cosas, Jus.
-Pero te necesito conmigo.

Le besé en la mejilla y subí al coche.
-Cómprate un cargador, ¿vale? Hablaremos todos los días.
Justin se apoyó en la ventanilla.
-Prometo ir a verte, ¿vale? En cuanto tenga un día libre, iré a verte.
Asentí con la cabeza.
-Ah y quédate esto-dijo, tendiéndome el dibujo de Sam, él y yo-Creo que te gustó, ya que no hacías más que mirarlo.
-Muchas gracias.
Me besó en la mejilla y se apartó de la ventanilla.
Se despidió con la mano y arranqué y me fui.
Puse la radio y, no llevaba ni la mitad del camino cuando empezó a sonar Stay, de Miley Cyrus.
Oh I miss you 
Oh I need you 
And I love you more than I did before 
And today I won’t see your face 
Nothing’s changed 
No one can take your place 
It gets harder every day 
Say you love me more than you did before 
And I’m sorry it’s this way 
But I’m coming home 
I’ll be coming home 
And if you’ll ask me I will stay 
I will stay 
[Oh te extraño 
Oh te necesito 
Y te amo más que antes 
Y hoy no voy a ver tu cara 
Nada ha cambiado 
Nadie puede ocupar tu lugar 
Se pone más difícil cada día 
Di que me amas más que antes 
Y yo siento que sea de esta manera 
Pero vuelvo a casa 
Estoy yendo a casa 
Y si tu me pides que me quede, 
Me quedaré]
Detuve el coche a un lado de la carretera.
Parecía que la canción hablaba de nosotros, de Justin y de mí, sólo de mí, de mi historia... Bueno, salvo el pequeño detalle del amor y eso de decir que me amas más que antes.
Well I tried to live without you 
The tears fall from my eyes 
I’m alone and I feel empty 
And I’m torn apart inside 
I look up at the stars 
Hoping you’re doing the same 
And somehow I feel closer 
And I can hear you say 
Oh I miss you 
Oh I need you 
[Bueno, yo traté de vivir sin ti 
Las lágrimas caen de mis ojos 
Estoy sola y me siento vacía 
Me estoy desgarrado en el interior 
Levanto la vista hacia las estrellas 
Con la esperanza pensar que estás haciendo lo mismo 
Y de alguna manera me siento más cerca 
Y te oigo decir 
Oh te extraño 
Oh te necesito]
Justin me había dicho que me quedara, que me necesitaba con él.
Y yo quería quedarme. Yo le necesitaba a él.
Entonces, ¿qué me impedía dar la vuelta?
De momento, necesitaba mis cosas.
¡Me lo pensaría! Volvería a casa y pensaría el volver con él.
Volví a la carretera.
No tardé mucho en llegar a casa.
Aparqué el coche y, antes de que pudiera abrir la puerta y bajarme, alguien la abrió por mí y, cogiéndome del pescuezo, me sacó del coche.
-¡¿Dónde estabas?! ¡¿Eh?! ¡¿Dónde estabas?!-gritó mi padre, zarandeándome.
-¡Suéltame!
-¡¿Dónde estabas?!
-¡Fui a ver a Justin!
-¿Al humano?
-¿Tú también, papá? ¡Suéltame!
-¡Ya sabía adónde habías ido! ¡¿Con quién te crees que estás hablando?! ¡¿Cómo te has atrevido a irte del pueblo?!
-¿Y a ti qué te importa?
Me cruzó la cara de un guantazo con la mano que tenía libre.
-¡Al principio pensé que te había capturado los cazadores! ¡Y menuda la sorpresa que me llevé al saber dónde estabas de verdad! ¡No puedes pedir permiso cuando quieras para hacer lo que quieras!
-¡Te odio! ¡Te odio a ti, a mamá, a todos! ¡Odio mi vida!
Me tiró al suelo y me arreó una patada.
-¡Me da igual a quién odies! Tú tienes que estar aquí, donde naciste y morirás aquí, en este pueblo. Esta es la primera vez que sales y la última en tu vida.
¿Cómo podía mi propio padre tratarme así?
Suponía lo que yo le suponía a él.
Le dejaba en evidencia delante de todos los demás alfas.
La única alfa hembra y daba más problemas que todas las generaciones de alfas de la región.
-No saldrás de casa. Yo te llevaré al colegio y yo te traeré. Vivirás encerrada en casa hasta que te cases.
-Prefiero morir antes que aceptarlo.
Mi padre se arrodilló frente a mí.
-Primero te casas y luego, ya si quieres, te suicidas, pero no vas a dejar sin alfa a este pueblo. Ya me encargaré yo de que no lo hagas.
Me dio unas palmadas en la cabeza y después se levantó, me dio la espalda y se fue.
Abrió la puerta de casa.
-Tienes dos minutos para despedirte del bosque. Pasará mucho tiempo hasta que lo vuelvas a ver.
Cerró la puerta tras de sí.
Ya no podría fugarme.
Nadie me daría el permiso.
Pero tenía un plan.
Tenía que salir bien, pues volver a ver a Justin dependía de que el plan saliera bien.
Me levanté y entré en casa.
-Papá, tienes razón en todo lo que has dicho. Perdóname.
Subí a mi cuarto y me encerré en él.
Me casaría con Jared.
Y lo haría con sumo gusto, porque me enamoraría de él.

¡Bueno, gente! Lamento mucho el retraso, pero por fin, aquí tenéis el 9 (:

miércoles, 1 de agosto de 2012

Capítulo 8


Al día siguiente, un paquete me llegó.
Supe, no sé por qué, que era cosa de mi desaparecido amigo Justin.
En efecto, así era.
Cuando lo abrí y vi el contenido del paquete no pude evitar maldecirle.
Dentro había un Blackberry, el móvil que siempre me había insistido que me compraría.
"Cris, tu móvil es una patata, apenas recibe señal para las llamadas."
"Bueno, ¿y qué? Es mi móvil y le quiero"
"Da igual, en cuanto pueda, te compraré uno mejor"
Nunca le había podido decir que a mí en realidad los móviles no me hacían falta, ya que me comunicaba con mi manada telepáticamente perfectamente y que la única razón por la que tenía móvil era él, ya que era el único con el que no me podía comunicar de esa manera.
Aparte del móvil, venía una carta con su sobre y otro paquete envuelto.
Cuando abrí este último, reí.
-Será posible...
Era una camiseta y venía con una tarjetita.
"Póntela cuando tengas clase con el señor Hilton. Seguro que le gusta (: xx"
La camiseta era esta:


Riendo aún, procedí a abrir el sobre y leer la carta.
Adoraba su letra.
Se veía perfectamente, no como algunos chicos que hacían jeroclíficos y era una letra delicada y, para mí, perfecta.
"¡Feliz cumpleaños! Ya 18 años... Hay que ver, te me haces mayor. Ya mayor de edad...¡Y pensar que en breve te vas a casar! Quiero que sepas que estos 18 años a tu lado han sido los mejores de mi vida (y también los únicos 18 años que he vivido, todo hay que decirlo) y que si no te disparan tanto ojalá puedas durarme más de otros 18 años.
Ya sé lo que has pensando al ver el móvil. Me habrás maldecido, como si no lo supiera bien. No he cogido ese móvil por nada, sino al contrario. Viene puesto ya la aplicación con la que podremos enviarnos mensajes cuando queramos. Abajo tienes mi pin. Lo metes ¡y pum! Mensajéame cuando puedas. Así podremos hablar siempre que quieras.
Bueno, tengo que terminar.
Scotter, el productor, quiere que me haga unas fotos o qué sé yo qué. Dice que prometo y que, seguramente en breve, empiece a salir en las radios locales para después saltar a objetivos más grandes. No sé si creerle, de momento, lo más lejos que he saltado ha sido una verja, la de la casa de mi padre, pero bueno...
Te quiere, tu mejor amigo Biebs."
Sonreí.
Este chico...
Recibí sin mucha ilusión el regalo de mis padres, que era una vajilla nueva y un juego de sábanas nuevo, para cuando me casara, luego recibí con más ilusión algo de dinero y la saga "Oscuros", que siempre me había querido leer.
Mis otros amigos me hicieron otros regalos para la boda y alguna que otra cosa para mí.
Por la tarde, después de haber tirado a la basura el viejo móvil y haber puesto en total funcionamiento el que Justin me regaló, le envié el primer mensaje.
"Te echo mucho de menos, Jus xx"
No quería quedarme en casa, así que cogí el coche de Sel.
-¡Eh!-dijo esta, al ver que me iba con su coche.-¿Adónde vas? Sabes que tu padre te prohibió salir al bosque.
-¿Ah, si? No sabía eso. De todas formas, no voy al bosque, sino al centro comercial. ¿Quieres venirte?
-No tengo nada mejor que hacer.
-Pues arriba, entonces.
-No sabía que te gustara ir de compras.
-Y no me gusta, solo quiero cambiar de aires.
-Quieres olvidarte de él.
Con él se refería a Justin.
-Sí-dije aferrando con más fuerza el volante y sin quitar la vista de la carretera.
Una vez en el centro comercial, dejé que ella fuera un poco por su cuenta ya que, a diferencia de mí, era una apasionada de las compras.
Llevaba el móvil en la mano, mirando con desesperación a la pantalla para ver si Justin me respondía, a sabiendas de que un alegre sonidito me avisaría de cuando este respondiera.
-Eh, Sel, me voy a mirar los libros a Fred´s. Ahora venme a buscar.
-¡Claro!
Salí de la tienda de ropa y me encaminé a la librería.
Me perdí entre los libros que allí había y, sin querer, ya que iba con la vista perdida entre los títulos, me choqué con alguien y el móvil se me cayó de la mano.
-Oh, perdóname-dije, disculpándome-No te había visto.
-No, perdóname tú a mí. Iba leyendo los títulos y no te vi.
Era un chico, una cabeza más alto que yo y de complexión delgada.
Tenía el pelo como antes solía tenerlo Justin hasta que a su madre le dio un venazo e hizo que se lo cortara y los ojos verdes.
Y además una bonita sonrisa, como bien pude comprobar.
-No tiene importancia.
-Tu cara me suena... ¿Nos conocemos de algo?
-Hum, lo lamento, para recordar rostros soy muy mala... Aunque ahora que lo dices, sí, tienes razón... ¿Dónde te he visto yo antes?
-Bueno, trabajo en The Hole, Tom es mi padre...
-¡Ah, claro! Te veo allí cuando voy a ver a Justin.
-Siempre estás allí. Cada jueves, aunque hacía tiempo que no ibas.
-¿Llevas una lista de cuándo voy y cuándo no?-dije, sonriendo.
-No, claro, pero es que tienes una cara díficil de olvidar.
Sonreí.
Aquel chico era demasiado amable conmigo.
Sospechoso.
Nadie era tan amable así. No cuando hay cazadores cerca y tú eres su presa.
-Ya, me lo dicen mucho.
Esta vez el que sonrió fue él.
-¿Sabes? Tu novio toca muy bien. Nos venía también muy bien la cantidad de gente que atraía los jueves, ¿por qué no va a venir más?
-¿Qué? Oh, no es mi novio. Yo ya estoy prometida con otra persona.
Esto era aún más sospechoso.
Seguro que Kate andaba detrás de todo esto. No sabía dónde estaba y quería averiguarlo por medio de este chico. Buen intento, Kate, pero yo siempre voy un par de pasos por delante.
Y no iba a decir nada que pudiera perjudicar a Justin.
-¿Qué? ¿Prometida? ¿Pero cuántos años tienes?
-Dieciocho, recién cumplidos.
-¿Y te casas a tan temprana edad? Tienes que estar muy enamorada...
-Bueno, yo quería esperar, pero es algo así como una especie de tradición familiar.
-¿Qué clase de familia de hoy día hace casarse a su hija de dieciocho años?
-Una con la mente estancada en el siglo pasado.
Rió.
-Tienes razón. ¡Ah! Aún no me he presentado. Soy Josh, encantado.
-Cris.
-¡Cris! ¿Dónde estás?
Me di la vuelta para indicarle a mi amiga dónde estaba.
Esta me vió y asintió.
Me giré para mirar a Josh.
-Mi amiga está ahí y creo que debería irme ya.
-Oh, bien. Encantado de haberte conocido.
-Lo mismo. ¡Adiós!
-¡Espera! Se te había caído esto.-dijo, tendiéndome mi móvil.
-Ah, gracias.
Lo metí en el bolsillo y volví con Sel.
-¿Quién es ese?-dijo, mirando a Josh con ojos inquisidores.
-Josh, el hijo de Tom, ya sabes, el del bar donde tocaba Justin.
-Ah, ¿y qué hacía hablando contigo?
-La verdad es que no lo sé. Pero bueno, ¿nos vamos?
-Pues sí, porque ya he gastado todo el dinero que podía gastar, así que...
Mientras conducía de vuelta a casa, el alegre tono que había estado esperando toda la tarde sonó. Estuve a punto de parar a un lado de la carretera para mirarlo, pero decidí que le mensaje no se iba a borrar y que estaría ahí cuando volviera a casa.
Y así fue.
Corrí, me tumbé en mi cama y lo leí.
"¡Felicidades otra vez! (: ¿Me echas de menos? lol Es curioso, ya que yo también te echo de menos a ti. Aquí, sin ti ni Sam, me siento muy solo..."
Estuvimos casi toda la noche mandónos mensajes, hasta que le dije que ya era hora de dormirnos.
Dejé el móvil en la mesilla y, aunque según decían por ahí me lo habían prohibido, fui al bosque y me transformé.
Llegué a casa de Justin y, como hice ayer, me tumbé bajo su ventana.
Le había prometido que velaría por su madre y eso iba a hacer.
Pasó una semana... Y no pasó nada.
Quitando la vez que fui a clase del señor Hilton con la camiseta que me regaló Jus y me echó de clase. Justin se rió mucho con eso.
Dejando a un lado ese pequeño incidente, no pasó nada.
Ni rastro de los cazadores, ni de Kate.
Tampoco hubo más desapariciones.
Es como si con la ida de Justin, todo se hubiera ido con él.
Esa semana no me dejaron salir de casa para ir al bosque y aunque le rogaba a mi padre que me dejara salir un poco, era inflexible. Estaba obsesionado con la idea de que había conseguido escapar dos veces de milagro de los cazadores... y que no podría escapar una tercera.
Así que como estaba secuestrada en mi propia casa me pasaba las tardes y las noches con el móvil, hablando con Justin. Solo paraba cuando se me acababa la batería y dejaba el móvil cargando ya que si seguía usándolo mientras cargaba, no me duraría el móvil ni tres días más.
Pasó otra semana.
Otra semana que pasé encerrada en casa y ya estaba que me subía por las paredes.
Como al bosque no podía acercarme, cogí el coche de Sel (mis padres me dijeron que cuando me casara me regalarían uno) y me fui a dar una vuelta por ahí con él.
Mi mano se dirigió a la radio y puse una emisora al azar.
"Y ahora os dejamos con la canción de un adolescente canadiense que está sonando en todas las radios y está dando la vuelta al mundo".
As long as you love
I'm under pressure, seven billion people in the world trying 
to fit in 
Keep it together, smile on your face even though you feel like frowning 
Sonreí.
¡Era As long as you love! ¡Mi canción!
Ya sabía que Justin la había grabado en el estudio porque hace unos días me dijo "¿Sabes que estoy haciendo? ¡Estoy grabando tu canción! le hemos metido un par de instrumentos más y ahora suena mejor. Te va a encantar", pero de ahí a que sonara en las radios... Era íncreible.
Justin verdaderamente estaba cumpliendo su sueño.
Y yo era inmensamente feliz por ello.
Volví a casa y subía por las escaleras rumbo a mi cuarto para otra sesión de mensajes diarios con Justin cuando mi padre me llamó para que fuera a la cocina.
-¿Qué?-dije, un poco enfadada porque me retrasaban de hablar con Justin.
-Queremos hablar de una cosa contigo-dijo mi padre mirando a mi madre.
Me senté en un taburete y apoyé las manos sobre la mesa.
-Vosotros diréis.
-Es sobre Jared y tú.
-¿Qué nos pasa?
-Por el amor de Dios, hija. ¿Te atreves a preguntarnos que qué os pasa?
Mi madre miró a mi padre tratando de calmarle.
Yo les miraba sin entender nada.
-No os parecéis en nada a una pareja a punto de casarse-dijo mi padre.
-¿Ah, no? Pues perdóname por no saber qué hacen ese tipo de parejas...
-¿Cuánto tiempo pasas con él al día?-inquirió.
-¿Al día? Em...
-Nada, si acaso le ves una vez al día.
-Bueno, ¿y qué? Así experimento el amor a distancia.
-Cris, esto no es un juego.
-Yo no estoy jugando.
-Se supone que hace dos semanas que deberíais estar casados... Y deberías mostrarte afectada, al menos, porque por las circustancias que sean no pudísteis realizar la boda. La casa está terminada ya, así que hemos pensando que podríais mudaros allí ya.
-¿Qué?
Me explicaré.
Cuando se produce un compromiso de matrimonio, la pareja tiene que mudarse a una casa en el bosque. Mis padres empezaron a construir esa casa cuando yo tenía 11 años.
-No podemos mudarnos hasta estar casados.
-Y esa es otra cosa de la que también queremos hablar. Hace más de dos semanas que no ha vuelto a ocurrir ningún otro... Altercado, por lo tanto, creemos que deberíais fijar de nuevo la fecha de la boda. Bueno, miento. Ya lo hemos hecho. Te casarás el 22 de junio.
-¡¿Qué?! ¿El mes que viene? ¡Si estamos a principios de Mayo!
-Pues tienes todo un mes y parte de otro para ocuparte del vestido y lo que quieras.
-¡No puedes decirme cuando casarme! ¡Eso es decisión mía!
-¡Ha sido Jared quién ha dictado el día!
-¡¿Y él qué tiene que ver con mi vida?!
-¡Es tu futuro esposo!
Me levanté del taburete y pegé un golpe a la mesa.
-¡Pues ojalá no lo fuera! ¡Os odio! ¡Os odio a los dos por obligarme a casarme con alguien al quién no quiero!
-¡Bueno, pues si no le quieres te va a tocar aguantarte! Las cosas son así y así van a ser.
Me quedé mirando a mi padre con aire desafiante y con lágrimas en los ojos.
-Os odio. A los dos.
Y me fui de allí, saliendo por la puerta.
Aún no me habían levantando la prohibición de salir al bosque, pero a mí me dio igual.
Me quité la ropa y me transformé.
Corrí, corrí y corrí, tratando de cansarme y evitar así hacerle daño a alguien si se acercaba.
Estaba totalmente furiosa.
Llegué hasta el río.
Me metí en el y después me transformé a mi forma humana.
El agua estaba helada, con el pelaje antes no lo había notado tanto.
Nadar un rato me vino bien para despejarme.
Seguía tremendamente enfadada.
¿Qué te dije de venir al bosque sola?
Un enorme lobo apareció entre los árboles.
Sé cuidarme sola, Jared.
Ya, no hace falta que me lo jures.
Empezó a meterse en el agua.
¿Qué haces? Estoy desnuda, ¿sabes?
Ya, es lo que suele pasar cuando nos transformamos.
Ni se te ocurra transformarte. Si lo haces, gritaré que me acosas.
Soy tu prometido, creo que tengo derecho a acosarte.
No tiene gracia.
No lo dije para hacerte reír.
Me sumergí en el agua y, cuando salí, yo también estaba transformada.
No me apetecía nada que él me viera sin ropa.
Estuvimos los dos bañándonos en el río.
Estaba segura que mi padre, usando la mente de Jared, nos estaba viendo y seguro que asentía para sus adentros.
Maldito fuera el mundo y todo lo que él contenía.
Cuando pude coger el teléfono de nuevo, le conté a Justin lo del día de mi boda.
Pasaron unos días y él no respondía.
Eso me asustó.
¿Y si le había pasado algo?
Cogí una mochila, eché algo de ropa y dinero y me metí en el coche de Sel.
El móvil me sonó.
Corrí a ver si era Justin, pero para mi sorpresa, era Josh.
"¡Eh! Soy Josh, ¿te acuerdas de mí? (: ¿Te apetecería tomar algo en el bar de mi padre?"
Eso apestaba a trampa.
Ay, Kate, qué poco inteligente eres.
¿Y cuándo había conseguido este chico mi pin? ¿Lo metería cuando me giré para llamar a Sel? ¿O le había cogido el móvil a Justin y a este le tenían capturado los cazadores?
"No gracias, no puedo. Quizá otro día"
Guardé el móvil en el bolsillo y pisé el acelerador.
Tenía que encontrar a Justin, saber si estaba bien.
Tenía que volver a verlo.
Casi tres semanas sin verle, cuando jamás habíamos estado separados, era demasiado tiempo.
¡Cris, Cris! ¡Detente! ¿Qué te crees que haces? ¡No puedes irte del pueblo!
¡Cállate Sel! ¡Cállate y dame permiso!
¡No puedo hacer eso!
¡Justin puede estar en peligro! ¡Dame el permiso!
¡Podría ser una trampa!
¡Te ordeno que me des permiso!
Vale...
Gracias.
Os explicaré.
Un alfa no podía salir del territorio que tenía asignado (en mi caso, este pueblo) sin el consentimiento de alguien de la manada, porque como lo hiciera sin el consentimiento, se rompería la conexión establecida entre la manada y el alfa y este sería un lobo solitario, como el chico al que mataron los cazadores en mi presencia.
Jamás había salido del pueblo. Jamás me habían dejado.
Cuando mi padre se enterara lo más seguro es que me mataría, bueno, primero me haría casarme y después me mataría, pero tenía que hacerlo.
Traspasé los límites del pueblo.
Ahora, este era un mundo nuevo y desconocido para mí.
Pero tenía que hacerlo, tenía que arriesgarme.
Tenía que volver a ver a Justin una vez más.

¡Bueno gentecilla! Pues aquí el último capítulo de esta novela antes de que me vaya. Estaré ausente unos quince días, no más espero y cuando vuelva, seguiré escribiendo. Os dejo con la intriga, ¿qué le habrá pasado a Justin? ¿Por qué no responde? Esto y mucho más en el 9.
Besos
Cris Vila Jb (Tuenti) @Cris_Jbieber (Twitter)